La paella, los toros, la siesta... ¡y el sarcasmo!

Sarcásticos sí, pero con clase. Porque no hay nada que nos guste más en este país que pasar de un buen troleo a señalar a golpe de burla aquello que queremos criticar. Pero con estilo, eso sí.

Desde que los romanos se largaron con viento fresco, en España existen dos tipos de lenguaje, el literal y el figurado. 
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Si tu segunda lengua es el sarcasmo y nada te parece más natural que expresar tu sentido del humor mediante indirectas, ¡nuestra más cordial bienvenida al club!

Ser sarcástico es un arte, una cultura, un modo de vida.
Vale, cierto que todo el mundo ha lanzado una frasecilla desmotivadora de vez en cuando, pero el verdadero espíritu sarcástico gobierna el mundo a golpe de derroches de ingenio e inteligencia en frases épicas que demuestran un auténtico derroche de sentido del humor.

¡Que somos españoles y muy españoles y mucho españoles! ¡Arriba ese sarcasmo!

El sarcasmo es como respirar. Sale solo.

  
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Y más en España, que lo hemos convertido en cultura y lo ensalzamos a través de los más gloriosos comentarios en redes sociales y lucimos las mejores ocurrencias de nuestro peculiar sentido del humor en frases épicas impresas en tazas y camisetas.

Usamos el sarcasmo para vacilar, para criticar y para humillar. Es un proceso sencillo de transmisión de opiniones. Seleccionamos objetivo, confeccionamos un mensaje sarcástico a la altura de las circunstancias y... ¡zas!, directo a la línea de flotación.

Tocado y hundido. Sin contemplaciones.
Piénsalo. Ante cualquier hecho memorable, ¿te imaginas dejar pasar la oportunidad de hacer un comentario desmotivador? ¡Con lo que nos gusta en este país un buen sarao, hacer de la siesta una profesión y soltar una buena perla de humor negro!

Que estamos en el país del pesimismo y de las pullas a dolor. Y anda que no tenemos material para desarrollar nuestro ingenio.

Desde la política a los personajes de la farándula pasando por todo tipo de lumbreras de peluquín y situaciones casposas, para un sarcástico España es un caldo de cultivo, una fuente de recursos inagotable.

Sea cual sea tu ideología, tu opinión sobre el país de la pandereta (y olé), tu color de pelo o si desayunas porras o tostadas de pan con jamón, nada mejor para dejar clara tu opinión que una buena “bofetada” desmotivadora condensada en una frase épica.

La cultura del sarcasmo es una pasión sacrificada. El nivel intelectual predominante nos convierte en protagonistas del silencio en medio de la fiesta, y es que no todo el mundo pilla la indirecta.

El sarcasmo es una burla cuyo objetivo es menospreciar a través de un comentario hiriente perfectamente camuflado en una frase agraciada. No te extrañes si hay quien se queda con cara de besugo sin comprender el fondo del mensaje.

No te preocupes. No todo el mundo puede estar a tu nivel. Disfruta de esos momentos gloriosos en que tu mensaje sarcástico llega al receptor adecuado y provoca el efecto correcto.

¡Nada mejor que un mensaje sarcástico dando el pelotazo para ponerse como las Grecas!



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