Todo lo que debes saber sobre los tipos de suculentas y sus cuidados

Las plantas suculentas, también conocidas como crasas, se han convertido en la opción ideal en el mundo de la jardinería de decoración. Su versatilidad las convierte en una indudable y variada elección de escasa manipulación.

Características particulares

Hablar de plantas suculentas es hablar de ejemplares espinados de piel dura con una particular característica de autoabastecimiento de agua en función de sus necesidades ante la escasez.

Son plantas, por ende, capaces de realizar un almacenamiento efectivo de líquidos, reducir su metabolismo ante épocas de sequía, motivar un breve período de floración para calibrar el ahorro energético necesario ante la escasez y de realizar la apertura nocturna de estomas para evitar una mayor pérdida de agua.

Tipos, variedades y familias

Suculenta significa “jugoso”. Su singular fisionomía justifica el término, ya que una de sus principales características es poseer hojas, tallos y flores especialmente carnosas debido a su adaptación a zonas áridas para almacenar el agua necesaria para su hidratación.

Suculencia en el tallo o en la hoja

La particularidad de abastecerse de agua de esta planta puede realizarse en el tallo o en la hoja. En el primer caso se produce una prominencia del tallo independientemente de si las hojas también la presentan.

En el caso de la suculencia foliar el tamaño del tallo puede resultar pequeño y sus hojas presentan una peculiar forma de roseta.

Familias principales

Si bien las divisiones son amplias, las principales plantas suculentas se dividen en las siguientes familias:

Cactaceas. De especial sensibilidad al frío, presentan similaridades con los cactus por su cobertura de espinas y su preferencia a climas áridos.

Agaváceas. Son utilizadas para la obtención de fibra y mezcal. Sus hojas son particularmente grandes y alargadas, con flores en el extremo.

Aizoáceas. Su hoja es especialmente gruesa y carnosa.

Crasuláceas. Esta familia de plantas suculentas subarbustiva abarca 1300 especies aproximadamente.

Euforbiáceas. Especie adaptada al clima templado y luminoso, con presencia arbustiva y arbórea cuya distinción radica en sus flores.

Apocinacee. Su singular látex tóxico sirve de defensa para esta planta crasa con presencia en zonas particularmente tropicales.

Portulacaceae. Especie con suculencia cuyas hojas carnosas se conforman en rosetas basales.

Didiereaceae. Familia de crasas con tan solo 11 especies y aspecto de arbusto espinoso. Es una familia de hoja caduca y tallo redondeado.

Asphodelaceae. Hojas largas, delgadas, con espinas en los bordes y aspecto turgente.

Hiacintaceas. De hoja muy carnosa en forma de lengua, está completamente adaptada al clima templado.

Variedades decorativas

La gran variedad de plantas suculentas que existen nos permite considerarlas también en diferentes grupos según la finalidad estética a la que optemos o la característica que principalmente la defina y diferencie de las otras.

Así, encontramos plantas crasas colgantes, ideales para interior o exterior, con un marcado componente floral, etc. Dentro de estas selecciones existen un grupo de suculentas que están entre más elegidas a la hora de optar por una planta crasa para decorar elegantemente nuestros espacios privados o profesionales.

Las mejores suculentas de interior

Si bien el abanico de opciones es tremendamente amplio, es indudable que una imprescindible en cualquier hogar que disfrute de la belleza de las suculentas es la Aloe Vera, de llamativa floración rojiza o amarillenta y de sencillos cuidados de riego.

No menos conocida y de igual protagonismo estético es la planta de Jade. Su asequible mantenimiento la convierte en la crasa de interior elegida de forma más recurrente. De flor blanca y pequeña, crece lentamente y es apenas dependiente de la humectación.

Es sinónimo de prosperidad y abundancia según la filosofía del Feng-Shui, además de aliviar tensiones, equilibrar y armonizar el ambiente y restablecer la paz.

La conocida como “Siempreviva”, la preciosa Echeveria con la que crear múltiples combinaciones, es la planta suculenta de interior con mayor variedad, presentando múltiples tonalidades y formas en las que permanece siempre el pétalo abigarrado. Se la conoce como la rosa eterna debido a su perdurabilidad y su similitud con los pétalos de una rosa, siendo una de las crasas de mayor fortaleza.

Si alguna planta suculenta llama la atención por su aspecto son los Lithops. De la familia de los cactus, recibe acertadamente el apelativo de “piedras vivas” o “planta piedra” debido a su apariencia similar. Es altamente resistente a bajas temperaturas  e intolerante al sol directo, pero presenta necesidades de riego en mayor medida que otras plantas crasas.

Y si nos gustan las plantas suculentas colgantes, nuestra elección es la conocida “planta rosario”, el Senecio colgante. De hojas en formas cilíndricas es ideal para la decoración, requiriendo apenas cuidados a excepción de una buena ración de luz indirecta y temperatura templada. Su intolerancia al exceso de riego es la mayor de nuestras preocupaciones.

Cuidados especiales de las suculentas

Debido a su particularidad de retención de agua como recurso de autoabastecimiento, un exceso de agua de riego es el incidente principal por el que las plantas crasas mueren. Es recomendable limitar su riego a cantidades escasas una vez por semana en temporadas de calor y reducirlo a dos veces al mes en épocas menos calurosas.

Debemos dotar su hábitat de un sustrato pobre, similar al de las zonas rocosas, compuesto por sustrato genérico y sustrato para cactus en combinación con piedras porosas para favorecer un buen drenaje.

Las plantas suculentas no necesitan un plato bajo la maceta, ya que acumularía más agua de la necesaria y causaría problemas de exceso.

Luz indirecta

Si bien las plantas crasas necesitan muchas horas de sol, no es conveniente que lo reciban de forma directa y fuerte, ya que puede causarles deshidratación y quemarse. Es conveniente evitar las proximidades de las ventanas y las zonas exteriores sin cobertura de semisombra.

Un síntoma de exceso lumínico son tonalidades rojizas o marrones en las hojas y aspecto reseco. Si esto ocurre, se debe mover la suculenta a una zona menos expuesta y realizar una poda de las zonas dañadas. Si, por el contrario, las hojas palidecen, la planta crasa necesita más luz.


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