Cómo cambia nuestro cuerpo al dejar de fumar

Imagen de Martin Büdenbender

Dejar de fumar no es una iniciativa sencilla, pero desde luego no es imposible. Otros lo han conseguido, ¿por qué tú no? Es evidente que si estás leyendo esto es porque, cuanto menos, te lo has planteado. ¡Bien por ti! Anímate, notarás los beneficios de dejar el tabaco desde los primeros minutos. ¿Quieres saber cuáles son?

Quizás pueda parecerte una tarea titánica, pero es posible abandonar el hábito de fumar de forma exitosa y obtener beneficios  para la salud física y mental, además de que repercutirá muy positivamente sobre nuestra economía.

Cuando has decidido dejar de fumar

Dejar de fumar implica ciertas mejoras a nivel psicológico y fisiológico. En realidad lo que se hace cuesta arriba es desarraigarse del “hábito de fumar” más que de la dependencia a la nicotina. La costumbre o necesidad de disfrutar de un cigarrillo en determinados momentos del día, a veces ligados a la rutina, es quizás lo más complejo de esta iniciativa.
Además de los evidentes beneficios, también existe el llamado “síndrome de abstinencia”. En el caso del tabaco sus efectos, como la ansiedad o el mal humor, más hambre de la habitual, desazón o insomnio, son solo temporales.

Primer mes sin tabaco

20 minutos después del último cigarrillo, el ritmo cardíaco vuelve a la normalidad, la presión arterial disminuye y la temperatura se estabiliza. A partir de las 8 horas, el monóxido de carbono disminuye y la oxigenación de la sangre vuelve a la normalidad. Hasta aquí nada que no hayamos logrado mientras dormimos.
A partir de las 24 horas sin consumo de tabaco el monóxido de carbono desaparece por completo de nuestro organismo y el riesgo de sufrir males aquejados a la hipertensión disminuye. 48 horas después el gusto y el olfato empezarán a recobrar su capacidad total.
Imagen de Myriam Zilles
Será a partir del 4º día que la nicotina no tenga presencia en sangre y el síndrome de abstinencia se acentúe. No abandones ahora, merece la pena. Al cabo de una semana percibimos un mayor número de sabores y de olores, ya que el gusto y el olfato han recuperado su capacidad plenamente.
Ya han pasado 10 días. Sientes que cualquier actividad física es más sencilla y la respiración no se agita fácilmente. Al cabo de las dos semanas se produce la pérdida de la halitosis y de la coloración amarillenta en dedos y uñas, mientras que a los 20 días recuperarás la estabilidad nerviosa y el sueño.
La 3ª semana es el denominado umbral del dolor. Desaparece el síndrome de abstinencia, aunque no las ganas, así que cuidado con ceder. No tendrás ansiedad y la voz empezará a aclararse hasta que, a las 4 semanas, desaparecerá completamente la congestión bronquial y el riesgo de infección decrecerá.

Adiós síndrome de abstinencia

Al cabo de un mes y medio recuperarás el apetito sexual y a los dos meses tu capacidad física habrá mejorado notoriamente. Las cuestas y las escaleras ya no serán un concierto de jadeos. La mejora de la respiración _desaparece la tos, la congestión nasal y la sensación de apnea_ se produce a los 3 meses, con un aumento de la capacidad pulmonar del 10% a las 21 semanas.
Entre los 6 meses y el año aumentará la resistencia a las enfermedades y disminuye a la mitad el riesgo de infarto, que se equiparará al de un no fumador a los dos años de haber abandonado el tabaquismo. El mismo nivel de riesgo de infarto cerebral bajará a partir del 5º año y el de cáncer de pulmón o páncreas a partir del 10º año.

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